El Hilo de Oro https://hilodeoro.net/blog/ Arte y Cultura General Mon, 24 Jan 2022 01:22:48 +0000 es-MX hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.4.4 https://hilodeoro.net/wp-content/uploads/2022/01/cropped-Laberinto-Negro-32x32.png El Hilo de Oro https://hilodeoro.net/blog/ 32 32 La Biblioteca de Alejandría https://hilodeoro.net/la-biblioteca-de-alejandria-2/ Mon, 03 Jan 2022 22:32:48 +0000 https://hilodeoro.net/?p=2224 Parte II: ¿Es posible perder todo el conocimiento atesorado? Indudablemente en Alejandría la ciencia alcanzó su mayoría de edad; para darse una idea de todo lo que ahí sucedía, baste nombrar algunos de los eruditos que trabajaron en su centro de investigación: Zenodoto de Éfeso: gespecialista en gramática griega, estudioso de Homero y gran crítico […]

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Parte II:

¿Es posible perder todo el conocimiento atesorado?

Indudablemente en Alejandría la ciencia alcanzó su mayoría de edad; para darse una idea de todo lo que ahí sucedía, baste nombrar algunos de los eruditos que trabajaron en su centro de investigación:

Zenodoto de Éfeso: gespecialista en gramática griega, estudioso de Homero y gran crítico literario; fue el primer bibliotecario de la gran biblioteca.

Calímaco de Cirene: poeta y erudito, considerado el padre de la bibliotecología.

Apolonio de Rodas: poeta autor de “Las Argonáuticas”, estudió en Alejandría como discípulo del también poeta Calímaco

Aristófanes de Bizancio: otro un erudito griego, especialista en literatura griega; fue uno de los bibliotecarios en Alejandría dónde estudió y trabajó.

Dionisio de Tracia: discípulo de Aristarco; a él se atribuye la redacción del “Arte gramática” considerada la primera gramática griega.

Eratóstenes de Cirene: inventor del astrolabio esférico; demostró la redondez de la tierra, a partir de la medición de las sombras de obeliscos en Alejandría y Asuán simultáneamente; calculó su dimensión y demostró su inclinación, calculó la distancia de la tierra al sol y midió sus elípticas; elaboró un mapamundi científicamente trazado.

Aristarco de Samos: proclamó la revolución heliocéntrica, decía que la tierra gira alrededor del sol y sobre su propio eje, aunque una falacia de autoridad –su trabajo osaba contradecir al de Aristóteles-no otorgó crédito a sus teorías sino hasta 1700 años después.

Euclides de Megara: codificó dos siglos de matemáticas en una sola estructura sistemática; escribió “Los elementos”, que fueron la base de la geometría hasta el siglo 19.

Apolonio de Perga: estudió las secciones cónicas: círculo, elipse, parábola e hipérbole; también las trayectorias de los cuerpos al caer en un campo gravitacional.

Arquímedes de Siracusa: gran matemático, estudió con los sucesores de Euclides en Alejandría, conoció a todos los matemáticos que ahí trabajaban, y con ellos enviaba sus resultados a la biblioteca; en Física estudio pesos y medidas

Hiparco de Nicea: en Astronomía se le debe el primer catálogo de estrellas con sus coordenadas, magnitudes y brillo; explicó cómo se forman, se desplazan y finalmente desaparecen, determinando todos sus cambios.

Claudio Ptolomeo: estudió y trabajo en la biblioteca produciendo libros de Geografía, Astronomía y Astrología, defendiendo el geocentrismo, que se conoce como sistema ptolemaico que perduró hasta el siglo 16; en Alejandría propuso su teoría de los epiciclos.

Galeno de Pérgamo: creador de textos básicos sobre curación y medicina, con sus descubrimientos en Anatomía, Fisiología, Patología, Farmacología y Neurología; también estudioso de la Filosofía y la Lógica.

Herón de Alejandría: inventor de la primera máquina de vapor, así como un tren de engranes; escribió tratados de mecánica e hidráulica; ideó los primeros autómatas autorregulados, su obra “Pneumática”, podría ser considerada el primer libro sobre robótica.

Plotino: discípulo del filósofo alejandrino Amonio Saccas, fundador del neoplatonismo egipcio, natural de Alejandría, también inició su carrera en el Museión.

Teón de Alejandría: gracias a este matemático del siglo IV, es que hoy conocemos Los Elementos de Euclides debido a su reseña y crítica textual de dicha obra.

Hipatia de Alejandría: cabeza reconocida de la Escuela Neoplatónica de Alejandría, primera mujer destacada en el campo de la Filosofía, Astronomía y las Matemáticas.

La biblioteca contenía obras de los más grandes escritores griegos como Arquímedes de Siracusa, en el ámbito científico; las obras de Sófocles, Esquilo, Eurípides y Aristófanes en Literatura; las de los filósofos griegos, etc.

Este Oasis del conocimiento, sede del saber helenístico, neoplatónico, pitagórico y semítico, que constituía el matrimonio cultural, propiciado por Alejandro Magno, entre oriente y occidente, según palabras del célebre mitólogo Joseph Campbell, comenzó a desaparecer siglos antes de su fin, constituyendo el gran cataclismo que sufrió la cultura europea y que no fue reparado sino hasta el renacimiento, gracias a la inspiración de Cósimo de Medicci.

Entre el 48 y el 47 a.c., sufre un incendio provocado por la quema de las naves que Julio César inició al verse rodeado por la flota egipcia en el puerto de Alejandría, mientras tomaba partido por la reina Cleopatra VII contra su esposo y hermano, el aún niño Ptolomeo XIII, provocando una guerra civil.

Aunque Plutarco dice que este fue el fin de la biblioteca, varias fuentes confirman que siguió funcionando, al menos por varios siglos más; parece ser que lo que se quemó fue un almacén cercano al puerto que contenía granos y remesas de libros para el comercio. Marco Antonio en el 33 a.c. obsequió a Cleopatra doscientos mil volúmenes robados de la Biblioteca de Pérgamo, para resarcirla del daño provocado por Julio César.

Es interesante hacer un paréntesis aquí, para comentar que Egipto empezó a negar el papiro a la biblioteca de Pérgamo, que era la única de la antigüedad que podría haber sido competencia para la de Alejandría, con 300 000 rollos, razón por la cual, en Pérgamo se comenzaron a usar pieles de animales para sustituir el papiro egipcio, por lo que ahora conocemos como pergamino.

En el 215 el emperador romano Caracalla suprimió la financiación al Museo y a los miembros de su comunidad, con lo que la biblioteca continuó deteriorándose.

Siendo Alejandría una provincia romana desde la muerte de Cleopatra en el 30 a.c., fue conquistada por la reina Zenobia de Palmira, quien consiguió tomar Egipto con sus tropas en el año 269, reclamando la corona del imperio para su hijo, fue derrotada y llevada como rehén a Roma en el 272. En el 297 Dioclesiano recuperó de los usurpadores el trono de Egipto, no sin antes saquear e incendiar la ciudad de Alejandría. Es muy probable que estos dos eventos hayan podido dañar la biblioteca.

En el 391, la biblioteca sufre otro episodio de destrucción provocado por las luchas religiosas; los cristianos, bajo las órdenes de Teófilo, vandalizaron el Serapeum; una turba de cristianos lo arrasó, quemando los libros que había en la biblioteca “hija”; recuérdese que se trataba de 40 000 copias de los libros del acervo de la biblioteca “madre” y no de los originales que se encontraban dentro del museo.

En el siglo V, la biblioteca seguía funcionando, aunque los romanos no tenían ese amor al conocimiento por el conocimiento mismo de los griegos ni al museión como centro cultural, en esta etapa de Alejandría como provincia romana, los eruditos que trabajaron y estudiaron en su Biblioteca no eran tan conocidos como los que allí lo hicieron durante el periodo ptolemaico por lo que ya la biblioteca sufría de un gran descuido y de las inclemencias del clima egipcio; inclusive por la humedad del puerto, ya se estaba reemplazando el papiro por pergamino.

En el año 640 el ejército musulmán de Amr ibn al-As conquista Alejandría y con base en un falso dilema –La biblioteca, si está de acuerdo con el Corán es innecesaria y si no lo está es hereje –la biblioteca de Alejandría fue incendiada por órdenes del califa Omar; sus libros se emplearon para calentar los baños públicos de la ciudad, se dice que fueron necesarios 6 meses para destruirlos todos.

A la pregunta inicial ¿es posible atesorar todo el conocimiento del mundo?, he de responder que, en Alejandría, en el período Helenístico, es lo más cerca que se ha estado de conseguirlo. Con respecto a la pregunta de esta segunda parte ¿es posible perder todo el conocimiento atesorado? la respuesta nos obliga a reconocer que este tesoro se perdió casi en su totalidad.

Sin embargo, los cristianos recuperaron obras de Platón; los musulmanes, aunque muchas menos, de Aristóteles, y en los monasterios, durante la baja edad media, se recuperaron algunas copias árabes, entre otras. Pese a ello, las pérdidas se calculan en millares de tesoros culturales y sólo se conservó una mínima parte de lo que la Biblioteca de Alejandría atesoró en su época de gloria.

Jorge Luis Borges, gran poeta argentino, se inspiró en la Biblioteca de Alejandría para su texto “Biblioteca Infinita”, espero que todos nosotros nos inspiremos en ella para procurar conservar para las generaciones futuras, los libros que hemos atesorado a lo largo de nuestras vidas.

Enero 2021

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Introducción a la Mitología https://hilodeoro.net/introduccion-a-la-mitologia/ Mon, 03 Jan 2022 22:25:15 +0000 https://hilodeoro.net/?p=2220 ¿Por qué resultan tan seductores los mitos?   El hombre desde su despertar al mundo, no sólo se da cuenta de lo que le rodea, también pide cuenta buscando sentido a todo lo que atrae su interés y esta característica tan específicamente humana, lo distingue del resto de los animales y le brinda su sello […]

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¿Por qué resultan tan seductores los mitos?

 

El hombre desde su despertar al mundo, no sólo se da cuenta de lo que le rodea, también pide cuenta buscando sentido a todo lo que atrae su interés y esta característica tan específicamente humana, lo distingue del resto de los animales y le brinda su sello de originalidad frente a ellos.

Diría el gran Aristóteles en su Metafísica que todos los hombres tienden por naturaleza al conocimiento, pero ¿a qué tipo de conocimiento?, ¿simplemente al deseo de saber? O quizá, como mencionaba al iniciar ¿será acaso a la búsqueda de sentido?, porque, de ser así, nos estamos refiriendo no sólo a su capacidad racional sino también al hombre como ser simbólico que no sólo busca sentido, sino que lo otorga al mundo en el que habita y a quienes con él lo comparten.

En este horizonte hermenéutico se manifiesta la capacidad humana de concientizar y valorizar cuanto se le presente a los ojos, de explicar lo que le preocupa, lo que le angustia, su propio origen y el lugar que ocupa en el cosmos.

Desde tiempos inmemoriales, el hombre que honra a su condición y a sus capacidades, se asombra de lo que ante él se presenta y su curiosidad innata, motor del conocimiento, lo lleva a plantearse una gran cantidad de preguntas existenciales, que para él revisten de la mayor importancia y a las que tradicionalmente propondrá sus propias respuestas.

Desde la Grecia clásica, los filósofos abordan su explicación del mundo con el logos (logos), con su razón, pero mucho antes que ellos, los poetas en cambio recurren al mythos (mitos), al lenguaje simbólico en su búsqueda de comprensión y es así como aparece el mito.

Tenemos entonces una primera distinción: el mito tradicional y poético que se sirve de la narración y que antecede a las explicaciones filosóficas y el logos racional y científico, lenguaje propio de la Filosofía, que acude al discurso argumentativo.

Los mitos constituyen las historias sagradas de una sociedad, de una cultura en busca de la verdad, de una verdad simbólica y por tanto poética, tienen un carácter particular puesto que se refieren a una civilización concreta, que pretende que el origen de la divinidad, de la naturaleza y del hombre tienen lugar en su propia localidad. Por su parte las explicaciones filosóficas en su búsqueda de la verdad proponen respuestas racionales y argumentadas con pretensión de universalidad, pero es un hecho que ambos tipos de saber lo que buscan es dar cuenta de la realidad y de su sentido.

Intentemos conceptualizar al mito subiéndonos en hombros de gigantes que lo han hecho antes que nosotros, para, a partir de una definición, establecer sus características.

Para Platón el mito encubre alegóricamente verdades que se ubican más allá de lo comprobable por el logos. Es importante distinguirlo de las leyendas, que, si bien también son narraciones, se mueven en el terreno de la fábula, de la creencia, sin ninguna pretensión de verdad.

Aristóteles atribuye al mito una doble significación, la de un relato tradicional y arcaico, pero que está dotado de un argumento dramático; nótese que el autor no le atribuye ninguna condición de verdad, ni siquiera verosimilitud, lo relega al terreno literario o artístico, que desde luego no es ni científico ni filosófico

Si bien el mito y el logos tienen características diferentes, no se oponen necesariamente, en tanto ambos responden a la humana necesidad de comprensión y de explicaciones y a la búsqueda de ellas, aunque por vías diferentes.

Joseph Campbell, uno de los mitólogos más importantes de todos los tiempos, en El Héroe de las mil caras, plantea que los mitos son relatos cuya función básica es guiar al espíritu humano para ser héroes en busca de aquello que mejorará para siempre el mundo en que vivimos.

El estudio de los mitos, en la actualidad, más que tratarlos como simple ficción, les devuelve ese carácter de verdades valiosísimas, según Mircea Elíade, en su obra Verdad y Mito, porque son “sagradas, ejemplares y significativas” que relatan acontecimientos primordiales. Los mitos constituyen una realidad complejísima, narrada a partir de las hazañas de seres sobrenaturales como historias verdaderas de los comienzos del mundo, de los dioses, de los héroes.

Carlos García Gual en su Introducción a la Mitología Griega, se refiere al mito como un relato tradicional referido a la “memorable y ejemplar” actuación de personajes extraordinarios en un tiempo al que califica de “prestigioso y lejano”, que contiene elementos simbólicos o imágenes para presentar una historia ubicada en la memoria comunitaria que explica e ilustra el mundo y en el prólogo a Platón Mitos, añade que un mito es algo que impacta a la imaginación popular, y deja un rastro fascinante en la memoria.

De las definiciones de estos autores, podemos entresacar las características del mito:

Se trata de relatos tradicionales

Sagrados
Ejemplares
Significativos
Memorables
Narran acontecimientos primordiales
Se ubican en tiempos indefinidos

Prestigiosos
Lejanos
Sus personajes son seres extraordinarios

Dioses
Semidioses
Héroes
Hombres
Bestias o monstruos
Fuerzas naturales
Con respecto al la función que cumplen, podríamos decir que:

Responde a la necesidad de explicación/comprensión con un toque

reflexivo y filosófico
imaginativo e intuitivo
creativo y simbólico
Busca explicación a los fenómenos de la naturaleza
Apunta a la comprensión de la relación con lo divino y lo desconocido
Busca enriquecer y guiar al espíritu humano para mejorar el mundo que habita
Acumula el saber y quehacer humano desde sus inicios con base en la imagen colectiva de sociedades antiguas
Enseña y conserva lo aprendido para ser transmitido a las generaciones futuras
Salvaguarda la identidad de los pueblos
Consuela al hombre que se angustia por estar sujeto a la muerte
Los medios de los que se vale son variados:

Se sirve del discurso dramático
Utiliza un lenguaje poético y simbólico
Se refiere a verdades muy valiosas que se encuentran más allá de lo comprobable
Se clasifican según el origen que pretenden explicar en:

Cosmogónicos (origen del universo)
Teogónicos (genealogía de los Dioses)
Antropogénicos (origen del hombre)
Fundacionales (origen de las culturas y naciones)
Etiológicos (origen de la naturaleza, las técnicas y las instituciones)
Morales (sobre los valores)
Escatológicos (sobre el fin del mundo)
Está sujeto a todos los aspectos de lo que le ocurre al hombre, y es por tanto imperecedero
Si regresamos a la pregunta inicial ¿por qué resultan tan seductores los mitos?, creo que se debe a que el objetivo de los mitos apunta a la comprensión de la relación con lo divino y lo desconocido, al reflejo de nuestros deseos, de nuestras necesidades individuales y colectivas, de nuestros miedos, en fin, los mitos son espejos que nos recuerdan quienes somos y, por ello, tienen ese gran e inapreciable valor, que los hace sagrados, en tanto desvelan la sacralidad, ejemplares porque proporcionan modelos de transposición de fuerzas cósmicas a seres con intención y sobre todo significativos, en tanto que constituyen el ropaje simbólico de verdades fundamentales.

Los mitos nos impactan y fascinan, en tanto que configuran fuerzas naturales muy próximas a nosotros como humanos, el amor, el conocimiento, el valor, la belleza, el destino, la muerte… y lo llevan a cabo antropomorfizando a los Dioses y humanizando a la naturaleza, ¿qué podría ser más cercano a nosotros?

La construcción de un mito no responde a un único autor, sino a sucesivas generaciones de autores y comentaristas, que se basan en un material, que de suyo es inestable y dinámico, el símbolo que utilizan en su poético lenguaje es infinito y he aquí otro de sus grandes atractivos, ¡siempre me dice algo!; más allá de las interpretaciones que también resultan por demás interesantes y enriquecedoras, ¡el mito me habla a mí, habla sobre mí y lo hace para mí!

En toda cultura, grupo o individuo, existe una memoria, una acumulación histórica con base en la cual se interpreta el mundo en el que se vive, un sistema de creencias que se expresa en la mitología y que constituye la cosmovisión de nuestros ancestros. Acercarnos a los grandes mitos es revalorar a los pueblos desde la comprensión de sus creencias básicas.

Diciembre 2021

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La Biblioteca de Alejandría https://hilodeoro.net/la-biblioteca-de-alejandria/ Mon, 20 Dec 2021 22:58:36 +0000 http://hilodeoro.net/?p=2172 Parte I: ¿Es posible atesorar todo el conocimiento del mundo? La Biblioteca de Alejandría, no sólo fue la más extraordinaria de la antigüedad, era también un centro del saber que combinaba los conocimientos grecolatinos con los orientales, es decir, los de todo el mundo conocido, y, desde luego, era el centro mundial de la cultura. […]

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Parte I: ¿Es posible atesorar todo el conocimiento del mundo?

La Biblioteca de Alejandría, no sólo fue la más extraordinaria de la antigüedad, era también un centro del saber que combinaba los conocimientos grecolatinos con los orientales, es decir, los de todo el mundo conocido, y, desde luego, era el centro mundial de la cultura.

Se encontraba en el complejo del palacio real, dentro del Museión (Μουσείον), el cual podemos considerar fundamento griego de las universidades, junto con la Academia (Ακαδημία) de Platón y el Liceo (Λύκειον) de Aristóteles.

Alejando Magno hijo de Filipo de Macedonia y su esposa Olimpia, fue educado por Aristóteles -el más grande filósofo de la antigüedad- durante 5 años en su adolescencia; es muy probable que tal maestro, haya infundido en él un profundo amor por el conocimiento, aunque también es seguro que su mayor interés estaba en las conquistas militares.

Subió al trono de Macedonia a la edad de 20 años como Alejandro III y en el 334 a.c. salió a conquistar el mundo; sus ansias de totalidad lo llevaron, en tan sólo una década a construir un imperio que abarcaba desde Finisterre hasta el valle del Indo.

En el 332a.c. entra en Egipto, que en ese entonces estaba reducido a provincia persa y es recibido como libertador, inmediatamente es declarado hijo de Amón, al cual los griegos identificarán con Zeus (Zeus Ammón), y es nombrado Faraón; en el 331a.c. funda la ciudad de Alejandría, que abandona 6 meses después para continuar con sus campañas, no sin antes expresar sus deseos de construir en ella el museo y la biblioteca.

Se dice que sus generales, poco antes de morir, le preguntaron ¿quién reinará cuando mueras? y él supuestamente respondió “el más fuerte”. A su muerte, los diádocos –o sucesores, que eran no menos de 34 de sus generales con poder en una u otra parte de sus dominios– se disputaron el imperio Alejandrino; entre ellos los más importantes según Isaac Asimov, fueron Ptolomeo, Seleúco y Antígono, este último, apoyado con gran valor por su hijo Demetrio.

Ptolomeo I, uno de los generales de mayor confianza de Alejandro y amigo suyo desde la infancia, viendo que no sería posible que uno sólo de ellos se quedara con todo el imperio, decidió conservar Egipto, constituyéndose en el fundador de la dinastía ptolemaica que perduró por 3 siglos –más que ninguna otra dinastía egipcia–; gobernó Egipto como Faraón desde el 305 a.c. hasta su muerte natural a los 84 años en el 283 a.c., trasladó la capital a la ciudad de Alejandría y la convirtió en uno de los reinos helenísticos más exitoso, ya que fue él quien inició la construcción del complejo palaciego, el museo y la gran biblioteca.

Este gobernante era conocido como Ptolomeo Sóter (el salvador), en agradecimiento por parte de los rodios por su victoria sobre Demetrio, hijo de Antígono, otro de los diádocos –la diosa de la victoria alada esculpida en la isla de Samotracia conmemora la victoria de Demetrio sobre Ptolomeo durante la disputa de los diádocos, de la misma manera que el Coloso de Rodas (una de las 7 maravillas del mundo antiguo) es un memorial de la victoria de los rodios sobre Demetrio y fue construido con los materiales abandonados tras el sitio–.

Ptolomeo I siguió las instrucciones de Alejandro, ya que, como él, estaba convencido de que el conocimiento y su acumulación, le serían de gran ayuda para saber cómo gobernar países de tan distintas costumbres a las suyas, siendo un griego nacido en Macedonia y, también, tenía la certeza de que la cultura facilitaría la imposición de su influencia política en todo el mundo helénico.

El soberano egipcio, heredó la biblioteca de Aristóteles y, en su afán de ampliarla, envió cartas a todos los gobernantes del mundo conocido para que le fueran mandados todos los libros posibles, sobre temas tan diversos como poesía, prosa, retórica, sofística, teatro, medicina, adivinación, historia, etc. también se enviaron emisarios a los mercados de libros de Rodas y Atenas; creció la biblioteca de tal manera, que no sólo fue la más importante de la antigüedad, sino que no tuvo igual en 17 siglos, hasta la invención de la imprenta.

No se sabe con exactitud en dónde se hallaba la biblioteca, puesto que no se ha encontrado resto alguno de ella, pero si por diversos autores e historiadores, sabemos que se ubicaba dentro del complejo del palacio real y que formaba parte del museo –llamado así en honor a las musas, diosas griegas de la inspiración– como anexo, siendo éste el centro de investigación más grande de la antigüedad, al grado de que Atenas fue sustituida por Alejandría en todo cuanto al saber se refiere, con la única excepción de la Filosofía; tampoco sabemos cuál era su aspecto, pero, dado que la biblioteca de Alejandría sirvió de modelo a otras bibliotecas de la antigüedad, suponemos que la de Pérgamo, de la cual si hay restos excavados, nos permitirá imaginar su distribución, con grandes estancias alrededor de lujosos patios abiertos y porticados y adornada con esculturas de divinidades griegas y probablemente también de Alejandro como faraón y del propio Ptolomeo.

Ptolomeo II Filadelfo (el que ama a su hermana), cuyo sobrenombre se debe al hecho de estar casado con su hermana Arcione, era un hábil diplomático y un gran amante de la cultura y las artes, que ansiaba impulsarlas, por lo cual reclutó sabios, copistas y traductores de todos los sitios para trabajar en la biblioteca con grandes estímulos.

Dado que Alejandría era el puerto más importante del Mediterráneo, y, por ello el más frecuentado, ordenó que todo barco que llegara debía ser revisado, no tanto en busca de contrabando, como en busca de libros. Los libros retenidos eran copiados por los escribas de la biblioteca, quienes vivían, comían y se alojaban a costa del erario, además de percibir un sueldo y disfrutar de exención de impuestos. Al dueño se le devolvía la copia y la biblioteca se quedaba con el original. A esto se conoció como el fondo de las naves.

De cada pueblo, fueron también reclutados sabios que, además de su propia lengua, dominaran el griego a la perfección, de tal manera que, a cada libro del fondo de la biblioteca, se añadían sus traducciones al griego. Es impresionante pensar que cualquier estudioso de la época helenística, tuviera acceso a tanta sabiduría –entre 500 y 700 mil rollos- en su propio idioma. Se sabe que había un catálogo de los autores más destacados, de aproximadamente 120 rollos, si esto se multiplica por los varios libros de cada uno de estos autores, podemos adivinar la grandeza de su acervo.

El soberano, trajo a 6 judíos eruditos por cada tribu de Israel –72 en total– para que tradujeran el antiguo testamento al griego, lo que se conoce como Septuaginta (la biblia de los 70).

Era tal el crecimiento de la biblioteca, que Ptolomeo III Evergetes (el benefactor), ordenó la creación de una biblioteca pública, denominada “biblioteca hija”, que se encontraba fuera del complejo palaciego, en el templo de Serapis –deidad que fusionaba a los antiguos dioses egipcios Apis y Osiris– conteniendo por lo menos 40 mil rollos, todos ellos copias de los originales albergados en la gran biblioteca o “biblioteca madre”. Esta nueva institución estaba abierta al pueblo y a los visitantes.

El museión albergaba por lo menos 14 000 estudiantes, constituyéndose así en una gran universidad, aún para los estándares actuales. La ciencia Alejandrina era, desde luego, de inspiración griega, aunque muchas de las cuestiones prácticas son contribución egipcia, especialmente en química y medicina, derivadas de la experimentación ancestral en el arte del embalsamamiento; siendo Tot la divinidad de la sabiduría, los griegos la asociaron con Hermes el mensajero de los dioses, surgiendo así Hermes Trismegisto (el tres veces grande), considerado el padre de la alquimia occidental.

Esta institución fue, en fin, el más bello y famoso centro del saber antiguo durante 7 siglos; en ella, no sólo se reunían antiguos conocimientos, sino también se procuraban los nuevos como centro de aprendizaje y estudios e investigaciones, con personajes provenientes desde Atenas, Macedonia, Éfeso, Babilonia, Persépolis, etc.

En una segunda entrada sobre este interesante tema, se hará referencia a los genios de la antigüedad que trabajaron en la biblioteca y en el museión; también abordaremos la destrucción de la biblioteca.

Diciembre 2020

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Retrato de una Dama https://hilodeoro.net/retrato-de-una-dama/ Mon, 20 Dec 2021 22:30:20 +0000 http://hilodeoro.net/?p=2165 ¿Qué tiene que ver mi abuela con Sócrates y con la Educación? Era yo muy joven cuando mi abuela me contó una anécdota que quisiera compartir con ustedes: Ella vivía sola y tenía dos hijos pequeños que mantener; cuando perdió a su esposo y tuvo que trabajar, se enfrentó con una difícil situación: debido a […]

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¿Qué tiene que ver mi abuela con Sócrates y con la Educación?

Era yo muy joven cuando mi abuela me contó una anécdota que quisiera compartir con ustedes:

Ella vivía sola y tenía dos hijos pequeños que mantener; cuando perdió a su esposo y tuvo que trabajar, se enfrentó con una difícil situación: debido a que era cantante de ópera, sólo sabía cantar y tocar el piano y, con esas únicas herramientas ¿cómo conseguir un empleo?

Pero mi abuela era inteligente y creativa, de modo que se consiguió un trabajo de mecanógrafa en el Tribunal Fiscal de la Federación, ya que según sus propias palabras la máquina de escribir y el piano no eran tan diferentes. Les cuento que era creativa porque sé, por ella y por mi papá, que durante el invierno a falta de guantes (que por supuesto no podía costear), mandaba al niño a la escuela con una papa y un huevo recién cocidos, cada uno en una de las bolsas del pantalón, para que cumplieran con la doble función de mantener sus piernitas y sus manos calientes cuando apretaba el frío y, servir de almuerzo durante el recreo.

Diariamente viajaba en camión al trabajo y a su casa; en ocasiones iba muy angustiada porque tenía que dejar a mi papá, que en esos tiempos sólo contaba con tres o cuatro años, encerrado con llave, debido a que no había persona alguna que le ayudara a cuidar de él y el hermano mayor se iba a la escuela; recuerdo, también de sus relatos, que un día en especial mi papá empezó a llorar porque no quería quedarse solo, no la dejaba irse y a ella se le hacía tarde para llegar al trabajo, de modo que intentó cerrar la pesada puerta, a pesar del niño, y, sin querer, le abrió la boca; el llanto del niño se hizo mayor y empezó a sangrar y, sin poder atenderle, mi abuela tuvo que marchar a su empleo, dejando a su hijo menor sumido en su tristeza y asustado por la sangre; debe haber sido una muy difícil decisión, ya que si atendía al niño aliviaría su dolor de momento, pero corría el riesgo de perder su trabajo y entonces ¿cómo alimentaría a sus hijos?, ya en alguna ocasión había tenido que zurcir las agujetas de sus zapatos, por falta de dinero para comprar otras (mi padre me ha dicho que costaban cinco centavos y aún así, ella no los tenía).

Aunque ella no me lo haya dicho, creo que podemos adivinar sus muchas preocupaciones y a pesar de ello diariamente, sin excusa ni pretexto, abordaba su camión rumbo al trabajo y de regreso a casa.

En uno de tantos viajes, un hombre pellizcó a una mujer dentro del camión, mi abuela se encontraba a un lado de ella y, cuando la mujer indignada recibió la agresión, en su enojo se volvió hacia mi abuela y le propinó un pellizco tan fuerte que le sacó un moretón en el brazo al tiempo que decía: “yo con éste no me quedo”; mi abuela, a pesar del gran dolor físico que la mujer le causó, simplemente respondió: “yo sí”

El “yo sí” de mi abuela me impresionó profundamente; por ello es el punto central de mi relato y, si bien en su momento no lo entendí en toda su magnitud, hoy deseo analizarlo:

A mi abuela no le sobraban razones para perder la paciencia y a su vez desquitarse con otro, para de esta manera liberar un poco la tensión que su pesada carga le hacía padecer y, sin embargo, dio a la furiosa mujer, a quienes presenciaron el hecho y a quienes conocemos de él, una lección de educación.

Cuando digo educación, no sólo me refiero a finos modales que una dama (y sin duda alguna ella lo era) debe mostrar, sino al alto valor de sus principios.

Años después, al empezar a interesarme en la Filosofía, hubo otro relato que llamó poderosamente mi atención: el juicio y muerte de Sócrates narrados bellamente por su discípulo Platón en la Apología de Sócrates, donde al tomar su defensa de las injustas acusaciones de impiedad y corrupción de la juventud, encontramos la justificación de su propia vida; y en los diálogos Critón Fedón, en los cuales se relata su negativa a escapar (estando en posibilidad de hacerlo) por su famosa teoría de la cadena de injusticias, así como sus últimas pláticas con sus discípulos sobre la inmortalidad del alma, antes de morir envenenado con la cicuta.



La muerte de Sócrates. Jean Jacques Louis David.

De la lectura de los diálogos platónicos citados, me permito mencionar algunas ideas de Sócrates que me parecen muy importantes, para compararlas con el relato de mi abuela:

Convencimiento de que toda persona que logre mantener intacta su integridad, está a salvo de cualquier daño o peligro.

Sócrates ponía un gran énfasis en la integridad de las personas, de la misma manera, me parece que mi abuela se comportó de una manera ejemplar al no devolver agresión por agresión, ya que tenía muy clara la distinción entre justicia y venganza; la mujer que la lastimó, no buscó quién se la debía, sino quién se la pagaba y al actuar de esa manera dañó físicamente a mi abuela, pero se dañó más a sí misma al degradarse como persona.

Si el alma de cada uno ha permanecido íntegra, el cúmulo de adversidades que le puedan acontecer, pasarán a ser triviales.

Mi abuela se comportó correctamente y al hacerlo, mantuvo su integridad; por otra parte, el daño recibido, si bien le causó dolor y dejó huella física, ésta no duró más de quince o veinte días y, por otro lado, la satisfacción del buen obrar duró tanto, que al igual que ella lo platicaba a sus nietos, yo misma, aún hoy lo comento con mis alumnos como ejemplo de la máxima Socrática: “más vale sufrir una injusticia que cometerla” y, llena de orgullo, lo platico a ustedes y lo someto a su consideración.

Platón mismo, hizo de sus primeros diálogos una exaltación de la persona de su maestro, denunciando la injusticia de que fue objeto y resaltando su altura moral.



Platón, en un estudio para La muerte de Sócrates. Jean Jacques Louis David.

La peor calamidad que puede sufrir un hombre es la corrupción de su alma.

El alma humana, distintivo de nuestra especie conjuntamente con nuestra capacidad de razonar y actuar libremente, es lo único que nos permite construir nuestro destino y orientarlo hacia los valores en la búsqueda de la felicidad, inaccesible para otras creaturas.

El verdadero daño no está en el que sufre una injusticia, sino en el que la comete.

Cuando mi abuela fue agredida, si bien esto fue injusto, no es comparable axiológicamente con el daño que correspondería al hecho de haber respondido de igual manera, por varias razones:

Si bien los valores son un fenómeno problemático, ya que podríamos pensar que éstos son independientes de las cosas y, que éstas son valiosas cuando participan de un valor (objetivismo axiológico) o afirmar, por otro lado, que son relativos a los afectos humanos (subjetivismo axiológico); lo cierto es que orientan los criterios de nuestro actuar humano en todos los ámbitos, a más de expresar la conciencia de la humanidad sobre lo que es preferible y conveniente y, sin embargo, no todos tienen la misma categoría; ya que hay valores más o menos elevados.

Desde un punto de vista jerárquico, independientemente de la subjetividad que éste implique, es evidente que valores referidos a nuestra corporalidad, si bien son importantes, no son los más elevados, puesto que nos perfeccionan en lo que tenemos en común con las bestias (salud, fuerza, agilidad, etc.), razón por la cual serían ínfimos con respecto a otros referidos a cualidades específicamente humanas, como los valores noéticos, estéticos, sociales, morales o religiosos.

 Los valores morales son de los más elevados (justicia, respeto a la dignidad personal, etc.), ya que involucran: nuestra capacidad intelectual, el ejercicio de nuestra libertad, nuestra capacidad de completar nuestro ser (humanizarnos) con nuestras decisiones, nuestra capacidad de responder por nuestros actos, la posibilidad de dar un ejemplo de rectitud con ellos y así mismo la de crecer como personas.

Sufrir un daño físico atenta contra nuestros valores sí, pero contra los ínfimos de ellos; por el contrario, al provocar ese mismo daño a otro, atentaríamos contra nuestros valores morales y contra nuestra dignidad como personas, por lo que, a fin de cuentas, me parece que el daño mayor lo sufrió la agresora, mientras mi abuela la respetó a ella y respetó sus propias convicciones morales.

Nadie merece más compasión que aquél que comete una injusticia, y no la víctima de ésta.

La mujer que agredió a mi abuela es digna de lástima, desde el momento que no es capaz de dar otra respuesta que la que daría una bestia ante un agresor y, sin embargo…

Nadie hace el mal de forma consciente, la virtud es una forma del conocimiento, la búsqueda del conocimiento y la aspiración a la virtud se convierten en una misma cosa.

En lugar de quedarnos en sentir pena por una creatura que se comporta como un ser inferior en capacidad, deberíamos plantearnos con seriedad, si no fue la educación recibida por cada una de estas mujeres la que hizo la diferencia en sus comportamientos y, si somos capaces de poner el remedio como educadores.

La convicción que yo tengo a partir de éste y muchos otros relatos que podamos narrar, es que la Educación en valores, a diferencia de una simple información, que tristemente es la más abundante en nuestras escuelas, es indispensable para dar al hombre las herramientas necesarias para formar su carácter y con él su vida futura.

Al abordar los contenidos en nuestros programas, es indispensable referirlos a valores, propiciar que nuestros alumnos los analicen y tomen posturas personales frente a ellos, invitarlos a debatir sobre cuestiones implicadas en la convivencia social, el respeto y la tolerancia; es igualmente importante presentar los temas de tal manera, que abran un panorama lo más amplio posible, para que éste fortalezca su capacidad de discriminar y les permita razonar sus posiciones ante el mundo y ante la vida.

Si los maestros consideramos a nuestros alumnos, no sólo como capacidad retentiva que los llene de conocimientos, sino como seres humanos íntegramente considerados, con todas sus potencialidades: inteligencia, que incluya su capacidad crítica y reflexiva; voluntad, que les permita dirigirse a los valores y, hacer sobre ellos los juicios que les permitan ser útiles como personas a sí mismos y a la sociedad; afectividad que los posibilite a quererse, primero a sí mismos y después a los demás; proyección hacia el futuro que les brinde los elementos necesarios para construir un mundo mejor, entonces podremos estar orgullosos de nuestra labor educativa.

Está en nosotros hacer la diferencia entre responder violenta e irreflexivamente y tomarse un momento para pensar en las consecuencias de los propios actos.

Vuelvo a la pregunta inicial:

¿Qué tiene que ver mi abuela con Sócrates y con la Educación?



Dama con ramo de violetas (detalle). Lilla Cabot Perry.

Es muy simple, mi abuela dio ejemplo de integridad moral al soportar la injusticia y no corresponder a ella de igual manera, aún cuando su desesperada situación hubiera atenuado tal falta.

Sócrates por su parte, pagó con su vida la fuerza de sus convicciones y con ello dio a las generaciones futuras un gran ejemplo de coherencia con sus enseñanzas y respeto incondicional a los valores.

Igualmente los maestros, estamos obligados a dar ejemplo de integridad moral, coherencia y respeto a los valores junto con nuestras lecciones:

  • Los jóvenes en su desarrollo, van imitando modelos y, nosotros como maestros estamos frente a ellos gran parte del día, de tal manera que es indispensable cuestionarnos si somos para ellos un ejemplo digno, o si somos formadores improvisados que no consideran la tremenda responsabilidad que implica todo lo que hacemos, decimos, o no hacemos ni decimos en clase.
  • Un buen ejemplo, estimula la reflexión y el deseo de superación que sirve para desarrollar la fuerza de voluntad. Así mismo la escala de valores y creencias de cada persona es la que determina su forma de pensar y su comportamiento.
  • Si los valores y nuestra libre adhesión a ellos es lo que nos hace más humanos, transmitamos a nuestros alumnos actitudes y comportamientos dignos de ser llamados valiosos, no nos limitemos a dar conocimientos y consejos,
    ¡demos ejemplo!
    para ayudarlos a ser mejores y a formar su carácter;
    ¡impulsemos valores!
    que los atraigan, que puedan ser reconocidos y asumidos y sobre todo que los comprometan en su actuación futura, que los hagan responsables; asumamos nosotros mismos la cuota de responsabilidad que nos corresponde en la educación de esos valores.


Alegoría de la Historia. Nikolaos Gyzis.

Creo firmemente como Sócrates, que si la mujer del relato hubiera recibido una Educación digna de ese nombre, como la que evidentemente se dio a mi abuela; esta historia no hubiera sido contada.

 

Alejandra M. Ocampo M.

Noviembre, 2008.

 

Sugerencias de consulta:

CRITCHLEY, S. (2009). Aprender a morir: Sócrates. En El libro de los Filósofos Muertos (pp. 22-28). Taurus.

FRONDIZI, R. (1987). ¿Qué son los Valores?. Fondo de Cultura Económica.

LAERCIO, D. (2004). Sócrates. En Vidas de los Filósofos más Ilustres (pp. 56-66). Tomo.

MAGEE, B. (1999). Sócrates. En Historia de la Filosofía (pp. 20-23). Planeta.

PLATÓN (1985a). Apología de Sócrates. En Diálogos (Tomo I, pp. 148-186). Gredos.

PLATÓN (1985b). Critón. En Diálogos (Tomo I, pp. 193-211). Gredos.

PLATÓN (1985c). Fedón. En Diálogos (Tomo III, pp. 24-142). Gredos.

 

El cargo Retrato de una Dama apareció primero en El Hilo de Oro.

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